sábado, 30 de junio de 2012

A veces pienso que sigues a mi lado. Que todavía me quieres, que no me has olvidado. Que nunca me mentiste y lo que me dijiste un día fue verdad. A veces pienso que volverás a estar conmigo. Que vendrás a por mí. Que me llamarás o aparecerás y hablaremos las cosas y todo será como antes. Que dirás que me quieres de verdad y que jamás me volverás a dejar sola y destrozada. A veces pienso que nunca te podré olvidar; porque por mucho tiempo que haya pasado, sigo enamorada de ti. Te sigo queriendo joder. A veces juro que daría la vida porque todo fuese como antes. Que daria la vida por estar totalmente feliz un dia. Por ausentarme de ti y de mi dolor un misero dia... A veces pienso, creo, me autoconvenzo y sé en cierto modo que nuestros caminos volverán a cruzarse. Lo hicieron una vez, ¿por qué no dos? Por favor, vuelve. Vuelve a mi lado, a mi vida, a corazón.. Pero esta vez, te suplico que sea para siempre.

jueves, 28 de junio de 2012

23.

Creo que ambos sabemos qué día ha sido y es el más importante de mi vida.
Creo que ambos sabemos qué pasó un tal 23 para que sea el día que más recuerdo, que más anhelo, que más quiero, que más siento, que más necesito, que más vivo...
Quizás lo hayas olvidado, aun que sé que no puedes, que no podrás pero que quizás fingirás haberlo hecho. Sé que quizás mientras que yo rodeo, tacho, recuerdo, río o lloro los 23 de mi calendario o de mi agenda, tú arrancas vilmente ese día...
Pero te lo diré: tú lo sientes más que yo.
Recuerda que me miraste, que me quisiste, que me prometiste, que quizás me mentiste, que me dijiste lo que nunca me habían dicho...
Recuerda que me amaste, que te amé, que nos amamos en aquel perdido e inocente banco mientras anochecía y una suave brisa nos hacía compañía.
Recuerda que me besaste, me miraste y juraste que a mi lado te quedarías...
Aquel día  frío, triste y lejano; aquel día tan doloroso fue la última vez que nos vimos.
No sé si recuerdas la situación, el entorno, las reacciones en las que nos vimos envueltos.
Tú hablabas para no oirme. Bebías para no verme y reías para apartarme...
Y yo callaba, y reía y bebía y consolarme no podía, ni podrían, ni sabía, ni quería...
Aquel día, acabó todo; aun que el dolor se prolongase varios meses o incluso años...
Creo que tuvimos reacciones distintas pero parecidas.
A tí te dió igual. Sin embargo yo me morí en ese momento, pero disimulé, o lo intenté.
Tú sonreiste e intentaste quitarme el último cigarro; pero yo con descaro, con odio, asco e indiferencia, exhale sobre tí todo el humo fruto de una pasión, de un amor, de un dolor, de un corazón roto y de un adiós. Tras eso, nunca más nos volvimos a ver.
Me dí media vuelta y me fui para siempre.

28 de Julio del 2012

Te juro que cada 28 de cada mes; durante once meses (y pronto un año), he vuelto al lugar donde nos conocimos.
Te juro que he vuelto a aquel paseo situado frente al mar y me he quedado recordando.
Te juro que me he sentado horas y horas viendo las olas del mar...
Te juro que he permanecido quieta aguantando frío, calor, lluvias...
Te juro que durante todo este tiempo, todos los 28 he estado esperándote.
Y no he cambiado de lugar, ni de ciudad, ni de gente, por si algún día vuelves a por mí.
A veces me armo de una falsa alegría y salgo con mis amigas.
Aun que ya no me guste hacerlo...
Me arreglo, me divierto, sonrio, me rio... Como antes; parezco la de antes.
Pero luego vuelvo a la realidad.
Vuelvo a la soledad, a estar desolada, triste, vacía, rota, frágil...
Y me doy cuenta de que la unica forma que tengo de aislarme de tí, de mí, de mi dolor, de mi roto corazón, es saliendo por ahí. Sólo cuando estoy con gente consigo sacarte parcialmente de mi mente; pero luego vuelvo a la realidad... y creo morirme.
Sinceramente, no sé qué es peor.
¿Sabes? Siempre odié a la gente falsa. No hay cosa en este mundo que me joda más que la mentira; que la falsedad... Y ahora mismo me doy asco. Te odio. No por todo lo que me hayas hecho ni por todo lo mal que estoy por tu culpa; si no por lo que me has hecho hacer. Por tu culpa creo que soy la persona más mentirosa, falsa, hipócrita y cínica del mundo. Jamás había mentido... Hasta que te fuiste.
No soporto sonreir cada vez que me dicen algo cuando sé que mi corazón está llorando.
No soporto decir ''¡Ah sí! Jajaja, todo bien, gracias'' cada vez que me preguntan por cómo van las cosas.
No soporto pronunciar ''ya estoy bien'' cuando me preguntan por mi estado de ánimo...
Ni soporto decir ''ya es agua pasada'', ''no sé, está olvidado'', ''no me importa'', ''me da igual'', ''lo he superado'', cada vez que me preguntan por tí....
No soporto encerrarme en el baño e hincharme a llorar diciendo que voy a ducharme.
No soporto decir que me voy a la biblioteca a estudiar y acabar tirada en un descampado echando el corazón por la boca.
No soporto decir que he quedado con mis amigas, arreglarme, y salir sola, bien vestida, a llorar y pasear por tu calle, por tus calles, por mis calles.. por nuestras calles.
No soporto oír que vas con otra gente, con otra chica, con otras chicas... Oir que dices que jamás me quisiste, que no me conoces o que aquello fue un error y decir ''no me importa, allá él, no es un caballero'', y acabar en una esquina de mi cuarto arrodillada llorando hasta el amanecer.
No soporto todo lo que me has hecho, no lo soporto, no puedo, es superior a mi...
No soporto mentir y fingir por ti...

No soporto hacerme a la idea de que ya no estemos juntos, y todo lo que esto conlleva.
Seré sincera:
La soledad es lo único que me queda.
Llegó un punto en el que me volví antisocial. La gente no me gustaba; no me gusta. La gente me daba asco. La gente me da asco. No confiaba en nadie. No confiaba ni en mi sombra... Y sigo sin hacerlo. La gente me parece fría, distante, falsa, mentirosa, despreciable... Reconozco que me aislé durante mucho tiempo. Me gustaría seguir aislada. Sigo aislada. A veces juro que daría la vida porque todo volviese a ser como antes... Daría la vida por volver a sonreir con el corazón: por volver a mirar con cariño; por volver a ser la misma... Pero reconozco que desde que te has ido, todo ha cambiado. Quizás no haya cambiado nada, excepto yo; y por tu culpa...


miércoles, 27 de junio de 2012

A veces me paso las tardes en la estación viendo pasar trenes.
Recordando un pasado, queriendo un presente e imaginando un futuro.
Recordando la última vez que nos vimos.
Recordando la primera vez que te ví.
Recordando el día que nos conocimos.
Recordando el primer y último tren que cogí antes de acabar así.
-¿Qué te pasa?
+Nada.
-¿Qué te pasa?
+Que no sé qué coño estoy haciendo con mi vida.
Anoche saliste.
 No te ví.
No te busqué.
Tampoco quería verte;
aun que muy en el fondo lo necesitase...


-Con todo lo que he tomado podría fundir el sol...


lunes, 18 de junio de 2012

Desde que te fuiste, me aficioné a tocarme la boca. Llegó el pun to en el que lo hacía incoscientemente.  Suavemente me pasaba el dedo índice por el labio inferior. La gente solía reirse porque parecía una niña pequeña... Pero yo sabía por qué lo hacía:
Porque era la única forma de sentirte a mi lado; recordando tus labios.



Y mamá entró por la puerta, y yo sonreí, y me sequé las lágrimas rápidamente.
Intenté disimular.
-¿Qué te pasa?
- ¿A mí? Nada.
-Venga ya... ¿Por qué lloras?
- ¡Ah esto!-Tocándome las mejillas. -No es nada mami, estoy agobiada por los exámenes.
- Iseo, mira la mesa. Esas lágrimas no son por los estudios...
Yo callé, torcí el gesto, me escondí, me perdí...
- Iseo, cielo- Dijo mientras me acariciaba.
Y ahí fue cuando noté que no podía más...
- ¡Dios mamá! ¡Es tan difícil! ¡Lo quería tanto....!
Y levantando la mirada, llena de lágrimas le dije en voz bajita:
-Y se ha ido, ya no está. Estoy sola.


Cuando todo eso acabó, yo me enorgullecí. Me sentí contenta y satisfecha conmigo misma. Me aseguré, me prometí, me convencí..., de que jamás me volvería a pasar.
No habría una segunda vez. Lo sabía.
Hasta que llegaste tú; más especial que la primera; pero más dolorosa también.
No me esperaba que volviese a aquello. A eso de llorar hasta sangrar; de sangrar hasta llorar; de vomitar por llorar y llorar por vomitar. De no estudiar, no hablar, no salir, no comer, no saber, no pensar, no decidir... No vivir. Estar muerta en vida.
No sabía que eso volvería a pasar; pensaba que era imposible. Pero pasó, y más fuerte, dura e intensa que la primera. Tanto, que fue como si nunca hubiese habido primera, y la tuya fuese la primera, la única y la última.

No hacía ni frío ni calor. Quizás sí; no lo sé.. Tampoco lo iba a notar...
Con la misma cara de siempre, con las fuerzas de siempre, con las lágrimas de la noche anterior y las de esa mañana, me vestí, y fui a clase. Llegué y todo era igual que siempre...
Aquella fría clase, aquellos profesores amargados, aquellas asignaturas insoportables...
Y lo que más gracia me hacia; mis amigas al fondo hablando de chicos y del verano; siempre tan ajenas a la gente, a los problemas, a la realidad, al dolor, a la soledad...
Llegó la hora del descanso y salimos fuera.
Carla dijo: -Eh Maria, ¿tienes fuego?
-No tia... Carol sí.
Empezaron a fumar y a reírse escandalosamente. En grupo, como siempre.
Yo estaba apoyada en una pared, un jersey de cuello alto en el que me tapaba parte de la cara hasta llegar a  los ojos; así evitaba que la gente viese mis lágrimas; mis penosas lágrimas.
El pelo, semirecogido, me caía despavoridamente por las orejas y parte de la frente. Me mordía las uñas. No comía. No dormía. Tenía ojeras. No hablaba... En todo ese día no había hablado con nadie; tampoco había con quién ni de qué. La gente tampoco existió. Yo sólo sabía llorar y desearme la muerte... Lenta, dolorosa, rápida, fugaz... Me daba igual. Solo morir. Lo suplicaba. Lo deseaba. Lo necesitaba.
Permanecía callada, inmersa en mis pensamientos, en aquel adiós, aquella noche, aquel banco, aquella calle, aquellas manos, aquellas palabras, aquellos ojos azules, aquel ultimo beso...
Las oía hablar; niñatas. Ese era mi veredicto. Niñatas.
-Sí, pues.. ¿sabéis qué? Carlos se ha comprado un descapotable.. Dijo Isolda.
- ¡¿QUÉ?! Exclamaron todas.
-Y la primera en subirme seré yo jajajajaja
-Mentira... Picó Mencía.
-Claaaaaro que sí linda, sigue soñando...-Le reprochó Carol.
-El que mejor está es Fer...-Dijo María.
- Jajajajaja María y sus gustos arios. Siguió Isolda.
- ¡Ah! Hablando de chicos, ¿iréis a la fiesta del sábado?
- Puaj, ¿el sábado? El sábado haría yo un año con Juan...
Seguro que si voy estará con la guarra esa... O sea que, yo voy.
-Jajajaja vamos todas entonces.
-Esta tarde nos vamos de compras; los tacones los podríamos llevar iguales.
-Tsss a ver si mis papás me dan dinero, que ya llevo 50 pavos en trapitos...
Y yo, ajena a aquello, yo lloraba y sentía asco.
En ese momento Iso soltó un suspiro, y poniéndose seria , a la vez que tierna, dijo:
- Sinceramente... eso de estar enamorada ha de ser un placer, un lujo, un regalo...
Todo va bien porque estás al lado de alguien a quien querer; alguien que te quiera y te proteja; que te haga sentir única, irrepetible, grandiosa, feliz....
Ahí, justo ahí, solté una media sonrisa irónica y varias lágrimas; pero callada. Silencio.
-Para las que hayamos estado enamoradas- Dijo Carla- Cuando él se va de tu vida, sientes que te mueres; aun que luego se pasa.
No creí esa reacción, no me la esperaba; pero hablé.
-Mentira- Dije. -Mentira.
Todas se giraron.
-Eh Iseo, ¿Estás bien? Tía, ¿qué te pasa en los ojos?. Dijo María.
-Los tienes rojos. Argumentó Isolda.
- ¿Iseo? Preguntó Clara.
- Tía.... Suspiró Mencía.
-Mentira. Dije yo bruscamente.

Cuando él se va de tu vida, si realmente lo quisiste, lo amaste, lo adoraste... Mueres.
Porque él se convierte en tu vida, y al desaparecer; tú con él.
Me has hecho daño; pero te da igual. 

                        
                         Quizás eso sea lo que más me duele....
Yo, que te esperé, estuve a tu lado, lloré por tus problemas y reí con tus locuras...
Yo, que te acepté tal y como eras; tus defectos eran efectos maravillosos en mí...
Yo, que te dí una parte de mí, de mi corazón, de mi alma...
Yo, que te quise como nadie te ha querido...
Yo, que me temo que todavía te quiero.
Yo, exacto. Sólo quedo yo.