viernes, 22 de diciembre de 2017

Los vicios corrompidos.

-"Nos hemos dado a todos los vicios"-.
Buscando una forma de libertad,  nos entregamos a los más oscuros deseos en brazos de las más desesperadas fantasías.
Buscando la felicidad,  nos abocamos a las fuentes estancadas de la depravación, el exceso,  la exubierancia,  el histrionismo...
Y lo conseguimos. Conseguimos perdernos sin volver a encontrarnos a nosotros mismos. Sólo a lo lejos de vislumbraba una oscura sombra que reflejaba parcialmente lo que en su día, fuimos.
Fuimos,  que no somos ni seremos.
Éramos, que ya no somos ni seremos.
Cambiamos la suerte por el azar,  la Providencia por el destino, la necesidad por la apetencia. Y al final del camino, nos espraban nuestros cadáveres susurrando "os lo dijimos".
Ya sabíamos que aquello pasaría. Queríamos vivir el sueño prometido de todos los placeres mundanos,  convencidos de que ya no existía nada divino.
Perdidos,  sí, perdidos. Rotos, resquebrajados, débiles y hundidos. Y aún así, caminando hacia un nuevo camino.
Siempre hubo esperanza, pero nunca hubo cobijo. Siempre hubo buena intención, pero jamás acertijo.
Y sin trampa no cartón, al vernos no nos reconocimos. Eran nuestras almas,  malditas por nuestros recorridos.

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