miércoles, 31 de octubre de 2012

G.

Esto es absurdo. Absolutamente absurdo... Puede que yo sea absurda.
¿¡En qué hora se me ocurriría volver a confiar en Cupido?! ¡En mí misma!
Siempre me lo he repetido muchas veces:
''Iseo, tú no tienes nada que ofrecerle al mundo. Tú no eres nadie.
No te fijes en nadie porque nadie se fijará en ti.''
Y las cosas iban bien. Yo no quería a nadie y nadie me quería a mi porque para empezar yo no dejaba que nadie me quisiese. Era fría, distante y quizás incluso un poco insensible.
Nadie nunca me iba a poder querer como yo era capaz de querer; así que para eso, para que me hiciesen daño, prefería no amar.
Era una forma muy práctica de que no me hiciesen daño. Me río hasta de mí misma.
¿Pero cómo he podido ser tan ingenua de pensar que le gustaba?... Yo.
Supongo que no me puedo enfadar con él, era lógico que yo no le gustase.
La culpa, a pesar de todo, es mia por hacerme ilusiones.
Mamá suele decir: ''No adelantes acontecimientos; ni buenos ni malos''.
Pero qué sabrá ella si sabe que soy la hija perfecta.
Quizás él merezca algo mejor.
A una chica más guapa, más lista, más divertida...
Él y todos.
A lo mejor  yo no estoy creada para que alguien me ame.
Probablemente lo mejor sea estar sola.

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