La musa más difusa de un autor desconocido.
El baile más torpe de un tierno pupilo.
La sonrisa más serena de un soldado abatido.
El llanto más roto de un hijo herido.
La lágrima más sorda de un amor no correspondido.
La estrategia más victoriosa del bando enemigo.
El beso más tierno del más noble querido.
El adiós más doloroso del amado desaparecido.
La vida más ruin de a quién has leído.
Rasgando el Cielo
viernes, 22 de diciembre de 2017
Imágenes difusas.
Los vicios corrompidos.
-"Nos hemos dado a todos los vicios"-.
Buscando una forma de libertad, nos entregamos a los más oscuros deseos en brazos de las más desesperadas fantasías.
Buscando la felicidad, nos abocamos a las fuentes estancadas de la depravación, el exceso, la exubierancia, el histrionismo...
Y lo conseguimos. Conseguimos perdernos sin volver a encontrarnos a nosotros mismos. Sólo a lo lejos de vislumbraba una oscura sombra que reflejaba parcialmente lo que en su día, fuimos.
Fuimos, que no somos ni seremos.
Éramos, que ya no somos ni seremos.
Cambiamos la suerte por el azar, la Providencia por el destino, la necesidad por la apetencia. Y al final del camino, nos espraban nuestros cadáveres susurrando "os lo dijimos".
Ya sabíamos que aquello pasaría. Queríamos vivir el sueño prometido de todos los placeres mundanos, convencidos de que ya no existía nada divino.
Perdidos, sí, perdidos. Rotos, resquebrajados, débiles y hundidos. Y aún así, caminando hacia un nuevo camino.
Siempre hubo esperanza, pero nunca hubo cobijo. Siempre hubo buena intención, pero jamás acertijo.
Y sin trampa no cartón, al vernos no nos reconocimos. Eran nuestras almas, malditas por nuestros recorridos.
Decadencia humana, supremacía Divina.
Si Dios no se ha olvidado de nosotros, tal vez lo hayamos hecho nosotros de Él.
Y sin embargo, aun teniéndolo presente y cumpliendo con todos los santos preceptos, no hayo respuesta a las más nimias preguntas que le presento.
Quién sabe, a parte de Él, lo que nos deparará el futuro; quién sabe, a parte de mi, que nada bueno.
Quizás esto sea falta de fe, o puede que remordimientos. Quizás narcisimos o puede que sufrimiento.
Ni lo sé, ni lo entiendo.
Mas condenarme no quiero y es lo que estoy haciendo.
domingo, 1 de mayo de 2016
Todo un referente a seguir. Alguien admirable.
Cada palabra, cada mirada, cada paso, cada gesto, cada movimiento nunca eran en vano.
Siempre busca tu atención y por tanto, tu aprobación.
Te quería más que a mi. Te necesitaba más que a mi. Y no quería que eso cambiara nunca.
Pasamos del todo a la nada en cuestión de segundos. Nosotros nunca fuimos constantes en eso de querernos, pero tampoco era algo que me preocupase porque las cosas del querer se supone que van y vienen pero que siempre están, mas en aquel momento, me percaté de que entonces era yo la que te necesitaba para salvar su vida y tú no tenías ni obligación, ni tiempo, ni ganas ni amor suficiente para eso.
Nunca entendiste que dos personas tan dispares pudieran llegar a quererse, y es tan sencillo como entender que lo nuestro constituía un equilibrio perfecto:
Qué triste que el miedo a perder te impidiera ganar.
Qué patético querer un amor superficial sin atisbo de voluntad hoy, que está todo perdido.
Quizás sea cierto eso de que te ''faltaba la chispa'' y que yo no podía hacer nada para prenderla...